lunes, 11 de marzo de 2024

The New York Times: LUPE VÉLEZ ES LO MEJOR DEL REPARTO EN CANCIÓN DE AMOR



La más reciente contribución de Griffith al cine es una hermosa producción con espaciosos escenarios pródigamente decorados, brillante fotografía, uniformes impecables, amplias y vaporosas crinolinas. Este idilio germano-español que transcurre en la capital francesa durante los día de Napoleón el pequeño, está puesto al día con abundancia de close ups y algunos besos de medio minuto. El resultado de todo esto no provoca ningún entusiasmo y aunque en el penúltimo capítulo haya algo de tristeza, ya se sabe que al final aparecerá una luminosa sonrisa en el rostro de Lupe Vélez.

Cuatro veces al día, la señorita Vélez se presenta en el escenario antes de la película. La fascinante, vivaracha e ingeniosa muchacha no parecía consternada en lo absoluto, como lo estaban los miles de espectadores ayer por la tarde. La verdad es que sus canciones y su parloteo se quedaban lejos de entretener, como ya ha ocurrido también con algunas de las luminarias de Hollywood que se han presentado antes de la proyección de sus películas. Sin embargo, la señorita Vélez es muy graciosa y su conocimiento limitado del idioma inglés nunca pareció importarle, ya que cuando no sabía cómo terminar una frase, la concluía con alguna expresión coloquial. Imitó deliciosamente a su rival en Canción de amor, Jetta Goudal, lo mismo que a Gloria Swanson y Dolores del Río.

La elección de la señorita Vélez es lo mejor del reparto. Ofrece una más que competente interpretación como la cantante y bailarina española del cabaret parisino Le chien qui fume (el perro que fuma), donde se ve más que dispuesta a morder las manos de sus admiradores antes que acariciarlos o besarlos. Lo que ocurre después, cuando se le educa para presentarse en la alta sociedad, nos hace recordar vagamente a Pigmalión o Madame Sans Gene.

Hacia el final, Griffith consigue un hábil manejo de la cámara: Nanón, entristecida, regresa a Le chien qui fume, con sus viejos amigos y cuando se pone a cantar algo extraño sucede: los espectadores del cabaret van cambiando gradualmente su figura por la del conde hasta que en un momento media docena de Von Armin rodean a Nanón. Como es lógico suponer, uno de ellos es el verdadero amante que ha regresado por ella.

Los uniformes de los oficiales, incluyendo el de Von Armin, son más una reminiscencia de algún reino imaginario que de los días de Napoleón III. Por lo que se refiere a William Boyd, su bien afeitado rostro y su corte de pelo tan norteamericano, difícilmente ayudan a dar la impresión de un attaché diplomático o una persona de la época.


Mordaunt Hall, publicado en The New York Times el 11 de marzo de 1929.

(Traducido al español por Jules Etienne).

La ilustración es un fotograma de Lupe Vélez con Albert Conti en Canción de amor
(Lady of the Pavements, 1929) y de la publicidad del estreno en ese mismo  periódico.

La crónica completa en inglés se puede leer en:
http://movies.nytimes.com/movie/review?res=9E01E0D6153EE33ABC4952DFB5668382639EDE

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