martes, 9 de abril de 2024

EL PUERTO DEL INFIERNO (Hell Harbor), nota publicada en Variety: LUPE VÉLEZ ES, SIMPLEMENTE, LUPE VÉLEZ


El puerto del infierno es una de esas películas difíciles de clasificar. Hay mucho que es de primera, momentos, efectos, escenas, actuaciones punto menos que inspiradas y, sin embargo, a pesar de todas esas virtudes, sigue siendo una película de programa doble sin ningún atractivo especial para la taquilla. Una fácil, y quizá inevitable explicación sería la historia. Pero aún así, la película se defiende con una serie de convincentes secuencias llenas de acción. Finalmente, se podría decir que hicieron falta elementos suficientes para volverla interesante a pesar de la alta técnica de la producción. 

Henry King ha logrado escenas de mucho vigor. Hay innumerables evidencias de su mano inteligente. Pictóricamente, la película es muy bella. Tan bella como cualquiera que uno pueda imaginarse. Agregado a esto, hay un excepcional y capaz uso del sonido y otros efectos que ayudan a intensificar el drama. Uno de esos efectos, por ejemplo, es el de los zapatos chillones de Hersholt. Aquí, en una elocuente demostración de lo que el sonido puede añadir a una película muda. Tal simbolismo dramático era imposible antes.

La actuación de Hersholt es otra de sus cuidadosamente planeadas caracterizaciones. Consigue tal éxito en provocar odio que su olor llega a sentirse. Su camisa llena de grasa y sudor es como una medida para la personalidad del personaje. Gibson Gowland, a su manera, no se queda atrás en caracterizar a estos tipos toscos. Su especialidad es más del velludo y musculoso patán con algo de idiota. Otro personaje interesante es el interpretado por Paul Burns.

Hasta aquí con los créditos de actuación. Lupe Vélez es, simplemente, Lupe Vélez y John Holland, en el rol principal, tiene muy pocas oportunidades de no ser más que el héroe (...) La acción ocurre en una isla del Caribe, en la época actual, y los exteriores se filmaron en la costa oeste de Florida, cerca de Tampa. El paisaje es exquisitamente hermoso, aunque hay demasiada paja antes de llegar a él.

Publicado en Variety, el 9 de abril de 1930.

(Traducido al español por Gabriel Ramírez).

La ilustración corresponde a Lupe Vélez y Gibson Gowland en un fotomontaje promocional de El puerto del infierno.

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