... Así es como piensa Lupe Vélez, actualmente en Nueva York, donde se ha convertido en la mayor atracción en varios kilómetros a la redonda.
Es cierto que cuenta a su favor con una serie de ventajosos atractivos naturales de los que muchas carecemos, pero también es cierto que han existido mujeres mucho más bellas que únicamente salieron del coro al casarse o al morir.
Sus pestañas, tan largas que casi puede sentarse en ellas, y un par de piernas que cobran vida y sentido cuando acompañan a su voz baja y de excitante calidad sus imitaciones (que no son más que animadas caricaturas), provocan una tan atractiva conjunción que de no ser así, difícilmente hubiera llevado tanta gente al teatro. Pero todo esto que el público percibe es difícil de fotografíar o de explicar con palabras. Es algo que ella es y que ofrece. Algo que atrae tanto al ascensorista como al gerente del banco, lo mismo a la chica de sociedad que al ama de casa común y corriente. Si usted alguna vez en su vida ha visto una muchacha sin pretensiones, comportándose tal cual es, gozando e invitando a todo el mundo a la fiesta, esa muchacha es Lupe. Nunca ha actuado en su vida. Y ese es su secreto.
Elizabeth Dickson en La muchacha con un talento,
publicada en Collier's, the national weekly magazine, el 25 de junio de 1932.
La ilustración corresponde a la portada de la edición del 25 de junio de 1932 de Collier's.
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