Sus viejos
amigos en la RKO la contrataron para una película sin ambiciones, otra de
tantas que se inscribían en la llamada serie B, cuyo rodaje comenzaría en
febrero de 1939. Como llevaba ya casi un año y medio de ausencia en películas de
Hollywood, puesto que su última aparición en pantalla había tenido lugar en La
Zandunga, aceptó aún a sabiendas de que se trataba de una producción de bajo
costo y no era lo que ella habría preferido para su retorno.
Lejos estaban Lupe
y los productores de imaginar siquiera que el personaje de Carmelita Fuentes
terminaría por infundir un nuevo aliento a su carrera. La Señorita Ciclón (The Girl From Mexico) no
era más que una simple comedia sin mayores pretensiones sobre un buscador de
talentos para la radio que es enviado a México y al no encontrar a nadie que le
impresionara lo suficiente en la capital viaja al campo, donde conoce a la
impetuosa Carmelita: Negra, negra de mi vida, negra consentida, deja de llorar.
La presencia de Lupe era el detonante que necesitaba la historia para adquirir
una intensidad que ya nunca pierde. Mira que mi pecho amante está delirante de
felicidad. Llegando a Nueva York entabla una relación de complicidad con el tío
de su descubridor, interpretado por Leon Errol. La química que surgió entre
ambos en el foro trasciende más allá de los fotogramas durante la proyección y
los espectadores serían sus mejores testigos.
La película rebasó las fronteras
del optimismo y tampoco era mezquina en cuanto a pasajes divertidos, por lo que
en RKO tuvieron que apresurarse a filmar una secuela en octubre con el fin de
estrenarla antes de que terminara ese mismo año. En un principio habían pensado
que se llamara Hot Tamale, pero se decidieron por un título que resultaba la
mejor descripción para el carácter de la heroína de la historia: La mexicana
que escupe fuego. De manera repentina, Lupe se había topado por azar con la
oportunidad que el cine le había venido negando en su pasado reciente.
Jules Etienne
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