viernes, 2 de febrero de 2024

SOBRESALE EN LA PELÍCULA EL ARTE DE LUPE VÉLEZ: Revista de Revistas


El estreno de El Gaucho ha sido uno de los más brillantes que se han visto en Cinelandia en los últimos tiempos. Al esplendor que siempre tienen los espectáculos organizados por Sid Grauman, se sumó el entusiasmo que anima las funciones relacionadas con Fairbanks, quien, con su esposa, reina en la vida social de Hollywood. Sin embargo, desde el punto de vista del arte cinematográfico, lo más interesante de cuanto ofrecía el programa era la exhibición del primer trabajo serio que Lupe Vélez ha hecho en los estudios de Hollywood, ya que su escasa labor previa se había desarrollado en las comedias de Hal Roach.

El prólogo, calificado como el mejor de cuantos ha ideado Grauman, es un conjunto de variedades que, tanto por los elementos que lo componen, cuanto por la escena en que aparece emplazado, resulta una como romería hispano-mexicano-californiano, que tiene tanta relación con el gaucho y con las pampas, como la película que viene a continuación.

Esta cinta nos presenta, principalmente a Fairbanks, con traje casi argentino y en ambiente casi mexicano, haciendo sus famosas piruetas en una supuesta región andina adonde nunca sube el gaucho. El personaje que de algún modo nos entretiene durante largo rato, no representa ni al vaquero de la pampa argentina ni al marido de Mary Pickford, sino al volatinero que Doug tiene que ser para agradar a cierto público. Él, personalmente, vale más que lo que nos parece en la pantalla. La vida que se representa en la película no se parece a laque se desenvuelve en la tierra del gaucho, ni a la de la región que circunda aquellos parajes. Es un capricho hollywoodense en cuya invención tomó parte importante un señor Wallace Smith, que adquirió sus conocimientos sudamericanos viviendo en México como corresponsal de periódicos yanquis, durante la revolución. Con estos títulos y su calidad de norteamericano, le ha sido facilísimo pasar por autoridad. Su fuese sudamericano, y estuviese bien enterado de los asuntos de Sudamérica, difícilmente hallarúa acomodo en Hollywood.

A pesar de todos sus errores, El Gaucho no ofende a ningún país. Algo es algo. En cambio, halagará a todos aquellos que tengan gusto de enterarse de que ha triunfado una artista de habla española. Lupe Vélez es quien nos proporciona lo mejor que tiene la película. La película fue hecha, claro está, para exhibir una vez más a Douglas Fairbanks. En ella todos los demás artistas tenían, por fuerza, que quedar relegados a lugares secundarios. Si, por ventura, se distinguía alguno demasiado durante la filmación, al cortar la película se tendría buen cuidado de ponerlo en su lugar, suprimiendo los trozos excesivamente buenos. Sin embargo, sobresale en la película el arte de Lupe Vélez. Y no porque la consideremos como una principiante de quien pensemos: "para una que empieza, está muy bien", sino porque su labor es tan buena que nos hace olvidar que se trata de una principiante. Lupe Vélez es una artista hecha y derecha. Y quien así comienza no puede tardar en llegar a ser estrella.


Baltazar Fernández Cué, publicado en Revista de Revistas en febrero de 1928.

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