En
Estados Unidos se estrenó el 21 de noviembre, luego de que tuvo lugar
en Los Ángeles una exclusiva première
a principios de ese mismo mes. En la ciudad de México se exhibiría hasta
el viernes 27 de enero de 1928, en el antiguo cine Palacio, una sala a la que
Lupe Vélez solía asistir en calidad de espectadora hacía apenas poco más
de un año.
Al día siguiente de su estreno, se podía leer en las páginas del diario Excélsior: "Desde el primer rollo la película encanta", expresaba un entusiasta L.
de L. en sus Crónicas
cinematográficas, y prosigue más adelante, "Lupe Vélez, de quien tanto se ha hablado,
encarna el papel de esta enamorada y nadie puede creer que la estrella del
Lírico viva el personaje del modo perfecto que lo vive. Ha empezado por donde
otras acaban. Dominio del gesto absoluto, naturalidad extraordinaria, soltura,
que sólo con la práctica se consigue y ella ya la tiene, hacen que la actuación
de esta mexicana sea algo fuera de lo que generalmente vemos".
Para concluir con entusiasmo: "Y
termina esta película magnífica con el abrazo amoroso de El Gaucho y Lupe, a la
que amaba como el águila ama a sus alas que le sirven para volar".
Durante
el otoño de 1927, la revista Cinelandia
se había ocupado de su rodaje augurando el éxito que finalmente
obtuvo. "Va a causar gran
sensación entre la gente de cine y entre el público el día en que se estrene la
película. Lupita tiene ya sus entusiastas: los carpinteros, electricistas y
extras en el taller prorrumpen en espontáneos aplausos a cada escena que
interpreta. Este es un homenaje inapreciable, como que se da en rarísimas
ocasiones. Lupita es 49 kilos de fogosa energía. En una lucha con uno de los
peones de la película lo dejó rendido de cansancio. La semana pasada tuvo que
morder a Douglas Fairbanks en una escena; lo hizo tan bien, que Fairbanks aún
lleva las señas del mordisco. La bella mexicana parece llena de fogosa alegría
durante todo el tiempo que pasa en el taller. El continuo trabajo no logra enfriar su entusiasmo."
Jules Etienne
Las ilustraciones corresponden a la promoción de la película en un cartel sepia, la fachada del cine Palacio
antes de que fuera modificada en 1930 y la portada de la revista Cinelandia de septiembre de 1927.
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